Hace más de un mes sembramos el centeno. Se trataba de una variedad tradicional de espiga muy alta y que conservaba un agricultor de Cosa. Nos resultaba muy interesante su cultivo pues suelen ser variedades seleccionadas desde hace generaciones por los agricultores por estar muy bien adaptadas a las condiciones locales.
A partir de mediados de noviembre nos hemos ido acercando a la parcela de siembra para ver el inicio de la germinación. Nada. Tan sólo las plántulas de especies arvenses que aprovechan la tierra removida y, sobre todo, las lluvias recientes. Mientras tanto han ido germinando las cuatro parcelas de cebada y las dos de trigo, cultivos que los sembramos varias semanas después. Algo raro está pasando con nuestro centeno.
Leímos que las semillas de centeno pierden su capacidad de germinación a los pocos años. Esto es lo que debía estar ocurriendo. Se lo pregunté el lunes a José Antonio Sancho, nuestro asesor de temas agronómicos. El miércoles nos traía el padre de nuestra compañera Tiffany Royo una bolsa con tres kilos de simiente de centeno híbrido, la variedad que se planta en la actualidad y que se encuentra en plena expansión.
Esta mañana, con la tierra bastante húmeda y el solecico de media mañana, nos hemos ido a trabajar a las parcelas. Un grupo ha ido a sembrar las guijas. Y el otro, estos seis valientes se han puesto a sembrar el centeno.
Lo han hecho en otra parcela en la que pensábamos sembrar las pipas. A voleo. Repartiendo la semilla por encima y dándole dos pasadas con el rastrillo, una perpendicular a la otra.
¡A ver si tenemos suerte!
No hay comentarios:
Publicar un comentario