Un sábado de finales de septiembre, Raimundo le pasó el cultivador a todos los terrenos que aún no habían sido sembrados.
Entre las rejas quedaban los cepellones de grama y otras hierbas que habían crecido a lo largo del verano. Algunas eran gramas resistentes que no fueron arrancadas ni con el aladro (abril) ni con el cultivador (junio). Otras eran hierbas que habían crecido de semilla en estos tres cortos meses.
Varias tardes de septiembre, Isabel y yo estuvimos definiendo las parcelas. El carpintero nos preparó unas estacas y Mari y Dolores colocaron cáncamos cerrados en los extremos. Gracias a las dos. Medimos con cinta métrica y clavamos las estacas en los extremos. Tuvimos que hacer buenos hoyos y echar agua en el fondo para facilitar la entrada de la estaca y su fijación a la tierra. Después colocamos cuerda a través de los cáncamos.
Entonces sí que se veían claras las parcelas. Entre unas y otras dejamos unos pasillos para poder movernos entre ellas sin pisar en los cultivos. Han quedado majas.
El miércoles 12 (día del Pilar) y el jueves 13 ha llovido un poco, casi 9 L/m2. Por fin se ve la tierra húmeda. Pronto comenzaremos a sembrar los cereales.
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